Lectura en español: ¿Por qué no recordamos nuestra infancia?
La amnesia infantil
¿Por qué no podemos recordar nada de nuestros primeros años de vida? A veces, nos sorprende una memoria incierta y casi vacía. A pesar de regresar al cobijo de la infancia, encontramos una parte inaccesible, como una puerta cerrada en nuestra zona de confort.
A lo largo de la vida, experimentamos sensaciones que nos conectan con nuestra infancia, pero estas sensaciones son borrosas. A menudo, no podemos recordar si ya hemos estado en ciertos lugares o visto ciertos escenarios.
Este fenómeno se conoce como amnesia infantil y sigue siendo un enigma para los científicos. Se ha dividido en dos fases: una temprana, hasta los cuatro años aproximadamente, y una posterior, entre los cinco y siete años. Hasta entonces, nuestros recuerdos a largo plazo son limitados.
La teoría del «olvido normal»
La explicación de por qué no recordamos nuestros primeros años es compleja. La teoría del «olvido normal» sugiere que es difícil recordar eventos de la infancia debido al paso del tiempo. Sin embargo, estudios han demostrado que los primeros años muestran menos recuerdos de los que deberían si solo fuera un olvido normal.
Otra teoría sugiere que los niños carecen de la capacidad de formar recuerdos autobiográficos en sus primeros años. También se ha propuesto que los recuerdos de la infancia podrían estar ocultos detrás de una «categoría de desaparición de la memoria temprana».
Recuerdos infantiles
El lenguaje también juega un papel importante. A medida que crecemos, la forma en que codificamos los recuerdos cambia, lo que hace que los recuerdos de la infancia sean incompatibles con el sistema adulto de recordar.
La consciencia de uno mismo también se desarrolla con el tiempo, lo que afecta la capacidad de recordar. La amnesia infantil parece surgir alrededor de los siete años, cuando los niños comienzan a desarrollar una memoria autobiográfica más estable.
A medida que los niños crecen y maduran, su memoria autobiográfica se asemeja a la de los adultos. En resumen, no es que los niños no puedan crear recuerdos, sino que la forma en que almacenan y recuperan esos recuerdos cambia a medida que crecen.